La Quiropráctica
Según la Organización Mundial de la Salud, la Quiropráctica es la profesión que se ocupa del diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones del sistema neuromusculoesquelético y de los efectos que producen estos desórdenes en la función del sistema nervioso y en la salud en general. Se basa en técnicas manuales y ajustes articulares, centrándose en las subluxaciones.
La AEQ (Asociación Española de Quiropráctica) define la Quiropráctica como una profesión sanitaria de primer contacto que se encarga del diagnóstico, tratamiento y prevención de las alteraciones mecánicas de la columna vertebral en particular y del sistema neuromusculoesquelético en general. El quiropráctico diagnostica y corrige posibles disfunciones articulares en LA COLUMNA VERTEBRAL, refiriéndose a estas como subluxaciones vertebrales, fijaciones o restricciones articulares con posible impacto neurológico como demuestran los estudios de neurofisiología articular, y en consecuencia posibles alteraciones en el equilibrio o la capacidad de homeostasis del cuerpo. Al corregirlas, el objetivo sería estimular la capacidad fisiológica del organismo. Todo esto se enfoca en la estrecha relación entre EL SISTEMA NERVIOSO, COLUMNA VERTEBRAL y SALUD, entendida esta última, como un estado de bienestar biopsicosocial según la OMS.
Así pues, la Quiropráctica evalúa el estado de tensión del sistema nervioso enfocándose en la columna vertebral, la respiración y la postura. A través de un ajuste manual o contactos suaves a lo largo de la columna vertebral, el cuerpo libera las interferencias nerviosas que impiden una buena comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo, de tal manera que el organismo puede utilizar mejor sus recursos innatos para recuperarse, regenerarse y volver a funcionar correctamente. El tratamiento quiropráctico a menudo se centra en la columna, pero puede enfocarse en otras partes del cuerpo dependiendo de cada paciente.
¿Qué es la Quiropráctica?
¿Qué hacemos los quiroprácticos?
Los quiroprácticos abordamos el cuidado del paciente de una manera similar a la que se usa en la medicina convencional. Entrevistamos al paciente, obtenemos un historial de salud detallado, realizamos un examen, hacemos pruebas y desarrollamos un diagnóstico de trabajo. Luego desarrollamos un plan de gestión, comenzamos el tratamiento y monitorizamos el progreso del paciente. Los quiroprácticos a menudo tratamos problemas relacionados con el sistema músculo-esquelético.
Los métodos de tratamiento manual utilizados por los quiroprácticos van desde el estiramiento y la presión sostenida hasta manipulaciones articulares específicas, que generalmente se administran a mano e involucran un empuje rápido y suave. El propósito de las manipulaciones es mejorar el movimiento y la función de las articulaciones. Las manipulaciones se realizan con mayor frecuencia en la columna vertebral, pero también se pueden tratar otras partes del cuerpo de esta manera.
Orígenes e Historia de la Quiropráctica
La palabra "quiropráctica" proviene de las palabras griegas cheir (que significa "mano") y praktos (que significa "hecho"), es decir, hecho a mano. Los métodos de curación manual se remontan a la antigüedad; sin embargo, no fue hasta finales del siglo XIX cuando la profesión comenzó a tomar forma en los Estados Unidos.
A Daniel David Palmer se le atribuye ampliamente el haber hecho el primer ajuste quiropráctico en 1895. También estableció la primera escuela de quiropráctica en 1897 en Davenport, Iowa. A partir de ese momento, Palmer y otros continuaron perfeccionando las técnicas quiroprácticas de ajuste manual y estudiaron cómo la manipulación manual puede aliviar el dolor y mejorar la función. Si bien la manipulación espinal continúa siendo una pieza central de la atención quiropráctica, los quiroprácticos modernos han desarrollado una variedad de estilos de práctica, que presentan diferentes terapias y modalidades, para abordar las necesidades de los pacientes. Practican un enfoque holístico de la atención médica que generalmente excluye medicamentos o cirugía.
A medida que la nueva profesión se ponía en pie a principios del siglo XX, los quiroprácticos comenzaron a organizarse en sociedades profesionales. Estos grupos iniciaron esfuerzos para estandarizar la educación y apoyar la investigación. Hoy en día, hay casi 20 universidades de quiropráctica en los Estados Unidos acreditadas por el Consejo de Educación Quiropráctica, que fue reconocido oficialmente en 1974 por el Departamento de Educación de los EE. UU., como la Agencia de Acreditación para las Escuelas de Quiropráctica. En 1996, el gobierno de los EE. UU. comenzó a financiar la investigación quiropráctica a través de los Institutos Nacionales de Salud y, a lo largo de los años, la profesión ha recibido millones en fondos federales para la investigación científica gracias a los sólidos programas de investigación en varias universidades.
La quiropráctica es una profesión sanitaria regulada en los Estados Unidos y lo ha sido durante más de 100 años. Antes de que se les otorgue una licencia para practicar, los doctores en quiropráctica (DC) deben cumplir con los estrictos estándares educativos y de competencia establecidos por la Junta Nacional de Examinadores de Quiropráctica y los estados individuales. Kansas fue el primer estado en otorgar licencias de quiropráctica en 1913. Hoy en día, los 50 estados de EE. UU., el Distrito de Columbia, todos los territorios de EE. UU. y más de 40 países en todo el mundo otorgan licencias a quiroprácticos.
Con un creciente cuerpo de investigación que respalda su enfoque, la profesión quiropráctica se ha integrado con el tiempo en muchos sistemas de atención médica, hospitales y planes de atención administrada y de salud públicos y privados. La manipulación espinal se incluyó por primera vez en Medicare en 1972 (los esfuerzos continúan para expandir los servicios que los quiroprácticos pueden brindar a los beneficiarios de Medicare), y dos años después, en 1974, la atención quiropráctica se convirtió en un beneficio en el Programa de Beneficios de Salud para Empleados Federales. La quiropráctica también es un beneficio en la mayoría de los programas estatales de compensación para trabajadores.
El alivio del dolor sin medicamentos ha sido especialmente importante para los miembros en servicio activo de las fuerzas armadas, así como para los veteranos, muchos de los cuales experimentan dolor musculoesquelético crónico como resultado de su servicio. El Congreso aprobó una ley en 1993 para incluir la quiropráctica en el sistema de atención médica del Departamento de Defensa de los Estados Unidos. Hoy en día, los servicios quiroprácticos están disponibles para el personal en servicio activo en más de 60 bases militares en los Estados Unidos, Alemania y Japón.
La legislación para incluir la quiropráctica en el sistema de atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos (VA) de EE. UU. se aprobó en 1999. La quiropráctica ahora está disponible en 70 importantes centros médicos de VA en los Estados Unidos. Además, en 2014, VA lanzó un programa de residencia en Quiropráctica, el primero de su tipo en el país, donde los quiroprácticos se capacitan junto con sus contrapartes médicas en los sistemas médicos de VA de todo el país. La residencia es un programa de tiempo completo de un año en práctica clínica integrada que enfatiza la prestación de atención quiropráctica en hospitales y otros entornos de atención médica integrada.
En los últimos años, la epidemia del uso excesivo de opioides ha llevado a muchas organizaciones de salud respetadas a recomendar el uso de enfoques no farmacológicos para el alivio del dolor como primera línea de defensa, lo que podría ayudar a los pacientes a reducir o evitar la necesidad de medicamentos recetados para el dolor. En particular, el Colegio Estadounidense de Médicos (ACP, por sus siglas en inglés) actualizó su guía para el tratamiento del dolor lumbar agudo y crónico en 2017 para recomendar primero el uso de tratamientos no invasivos y sin medicamentos, incluida la manipulación espinal, antes de recurrir a terapias con medicamentos. Desde entonces, una gran cantidad de otras organizaciones han respaldado la directriz de la ACP o han emitido recomendaciones similares.
Regulación de la profesión en España y Europa
En la actualidad, la Quiropráctica se enseña y practica en todo el mundo. Actualmente existen unos 70.000 doctores en Quiropráctica repartidos por los cinco continentes; encontramos quiroprácticos en todos los países europeos, -el primer quiropráctico que llegó a España se instaló en Barcelona en 1922-, pero las condiciones en las que ejercen la profesión son notablemente diferentes.
La Quiropráctica es una de las formas más popularizadas de terapia manual. Hoy en día se practica en todo el mundo y existe legislación que reconoce y reglamenta la profesión quiropráctica en todos los estados de los Estados Unidos (incluidas las Islas Vírgenes, Guam y Puerto Rico), todas las provincias de Canadá, Chipre, Dinamarca, Hong Kong, Islandia, Liechtenstein, Namibia, Nueva Zelanda, Noruega, Panamá, Suecia, Suiza, Gran Bretaña, Brasil, Costa Rica, Sudáfrica y Zimbabwe.
Al mismo tiempo, el ejercicio de la Quiropráctica es legal, pero sin legislación específica, en países como Portugal, Irlanda, Alemania, Bermudas, Ecuador, Guatemala, Israel, México, Holanda, Japón, Corea del Sur, Singapur, Países Bajos, Finlandia o Venezuela. En Italia hay varios decretos administrativos que lo regulan, de modo que el tratamiento quiropráctico se incluye ya en la Seguridad Social. En Italia la ley está en trámites de negociación, al igual que en Grecia. Por su parte, Bélgica logró en 1998 la legalización y el proceso está en curso en Francia.
En definitiva, mientras la profesión se encuentra específicamente legislada en diversos países, en otros todavía se trabaja para conseguir su reconocimiento, como es el caso de España.
El primer Centro Universitario en España con título propio de Quiropráctica empieza a impartir las clases en 2007. Es, por tanto, lógico que muchos de los quiroprácticos que trabajan en España no son españoles, o no han sido formados en el país. Paradójicamente, los titulados quiroprácticos españoles podrán ejercer como profesionales sanitarios en otros países como Estados Unidos, Francia o Inglaterra, pero no en el suyo propio.
En nuestro país, el Sistema Nacional de Salud no ha asumido todavía, de modo suficiente, la imprescindible necesidad de reducir o mitigar los riesgos para la salud asociados al consumo sanitario inapropiado y excesivo. A pesar de que ya hace tiempo que han saltado las alarmas sobre las consecuencias perjudiciales que comporta la sobreutilización de los servicios sanitarios; que más allá del despilfarro económico pueden deteriorar la salud de los pacientes. Unos efectos adversos injustificados, puesto que del tratamiento excesivo no es razonable esperar beneficios. Consecuencias indeseables que han contribuido a colocar a la iatrogenia -perjuicios para la salud de las intervenciones médicas y sanitarias- en uno de los principales problemas de salud pública que nos afectan. Lo cual demanda una enérgica respuesta preventiva que posibilite un control adecuado.
En España, la profesión quiropráctica no está reconocida como tal por el Estado y simplemente no existe regulación legal, a pesar de ser una profesión reconocida por la Organización Mundial de la Salud y que posee una asociación consolidada que da apoyo y legitimación a la profesión y a sus profesionales. Hablamos de la AEQ, fundada en 1986, que reúne exclusivamente a los licenciados en Quiropráctica con título universitario expedido por alguna de las universidades de Quiropráctica reconocidas por el Consejo Europeo de Educación Quiropráctica. En la actualidad, está formada por trescientos asociados.
La ley que regula las profesiones sanitarias en España es la LOPS (Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias) y reconoce como profesiones sanitarias aquellas que la normativa universitaria reconoce como titulaciones del ámbito de la salud, y que en el momento actual gozan de una organización colegial reconocida por los poderes públicos.
Por otra parte, existe la necesidad de resolver, con pactos interprofesionales previos a cualquier normativa reguladora, la cuestión de los ámbitos competenciales de las profesiones sanitarias manteniendo la voluntad de reconocer simultáneamente los crecientes espacios competenciales compartidos interprofesionalmente y los muy relevantes espacios específicos de cada profesión.